Tiemblen los Tiranos 86: Nuestras islas, nuestra bandera

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Tiemblen los Tiranos 86: Nuestras islas, nuestra bandera

Columna que existe para difundir y divulgar hechos y reflexiones sobre la historia, desde una visión, federal, popular y latinoamericana.  Hoy se conmemora un hecho muy especial para la historia de nuestro pueblo: hace 202 años que en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata se tomó posesión formal de nuestras Islas Malvinas.

El Editor Federal

El 6 de noviembre de 2020 marcará un aniversario sumamente significativo en la larga disputa de soberanía sobre la cuestión Malvinas: en esa fecha se cumplirán doscientos años de la toma de posesión de las Islas Malvinas por parte de David Jewett, comandante de la marina de guerra argentina, quien izó en ese día por primera vez la bandera argentina en las islas.

Este acto no se trata de un hecho aislado, sino forma parte de una sucesión de claras manifestaciones –de diversa índole­­– del efectivo ejercicio de la soberanía argentina sobre los archipiélagos australes, heredada de la Corona Española, entre 1810 y la usurpación británica del 3 de enero de 1833.

Cabe recordar que al momento de la Revolución de Mayo, las Islas Malvinas –que habían sido objeto de disputas entre España, Francia y Gran Bretaña en el siglo XVIII– se encontraban bajo el pleno ejercicio soberanía por parte de las autoridades españolas, con una posesión exclusiva, efectiva, ininterrumpida y no contestada por Gran Bretaña ni por otra potencia extranjera. Estos incuestionables derechos de soberanía pasaron, por aplicación del principio uti possidetis, a la Argentina.

La presencia española en las islas cesa el 13 de febrero de 1811, cuando el último gobernador de la época virreinal de las Malvinas se retira de las islas, en el marco del conflicto entre la Primera Junta de Buenos Aires y las fuerzas realistas que controlaban Montevideo.

A pesar de su evacuación, las Islas Malvinas no permanecieron vacías u olvidadas. El archipiélago conformaba un área, la región austral, junto con la costa de la Patagonia y las otras islas del Atlántico sur, en la que se desarrollaba una fluida circulación de bienes, capitales y personas gracias a los recursos naturales que poseía: lobos y elefantes marinos, ballenas y ganado cimarrón. Buques de origen británico, estadounidense, francés y argentino los explotaban y utilizaban las costas continentales y las islas como estaciones de recalado, cacería y faenado. Esto llamó la atención de las autoridades de Buenos Aires quienes, desde 1813, otorgaban permisos de pesca, dictaban disposiciones para evitar la depredación de los recursos y controlaban la instalación de cualquier establecimiento de carácter permanente en la región.

Es en este marco que la presencia de David Jewett en Malvinas en 1820 cobra toda su dimensión.

Jewett nació el 17 de junio de 1772 en Connecticut, Estados Unidos, y se incorporó a la Armada de ese país llegando al grado de Comandante en 1799.
Con el inicio de los procesos independentista en Latinoamérica desde 1810, los nuevos gobiernos patriotas debieron enfrentar al poder realista que se les oponía por mar y por tierra. David Jewett, al igual que otros marinos estadounidenses y europeos, se incorporaría a esa lucha, primero en Chile y, a partir de 1815, a servicio de las Provincias Unidas, desarrollando actividades de corsario hasta 1817.

En enero de 1820, el Director Supremo de las Provincias Unidas, José Rondeau, nombró, con todas las atribuciones y prerrogativas del cargo, a David Jewett como “Coronel del ejército al servicio de la marina.” Y así zarpó el 20 de enero, al mando de la fragata La Heroína, contando con el reconocimiento de las autoridades argentinas como buque de guerra de Estado, para internarse por el Atlántico Sur.

Jewett navegó en La Heroína a lo largo de 10 difíciles meses, teniendo que sortear desde un intento de motín en su contra hasta problemas con las provisiones y una epidemia de escorbuto que diezmó a su tripulación. Finalmente, a finales de octubre de 1820 alcanzó Puerto Soledad en las Islas Malvinas, donde encontró alrededor de 50 embarcaciones de distintas banderas que recalaban temporalmente allí como parte de sus viajes de caza y pesca a la región austral.

El día 2 de noviembre Jewett invitó a los otros capitanes a encontrarse con él mediante una circular en la que les informaba que había sido comisionado por el Gobierno de las Provincias Unidas para tomar posesión del archipiélago. Señalaba también que, en consonancia con las normas dadas por las autoridades de Buenos Aires, procuraría evitar la destrucción de los recursos de las islas. El día 6 de noviembre de 1820 se realizó la ceremonia de toma de posesión de las Islas Malvinas. Conforme el relato de testigos presenciales, como el capitán británico James Weddell, el coronel Jewett, frente a las tripulaciones ancladas en Puerto Soledad, y en nombre del Gobierno de Buenos Aires, izó la bandera argentina, leyó una proclama y disparó una salva de 21 cañonazos.

Tres días más tarde entregó a los capitanes presentes una circular, en la que daba cuenta de la toma de posesión de las Islas Malvinas en nombre del Supremo Gobierno de las Provincias Unidas de Sud América y de su voluntad de actuar con justicia y hospitalidad para con los extranjeros, solicitándoles además, que se comunicara esa información a otras embarcaciones. La circular tuvo una gran difusión a través de la prensa internacional. En junio de 1821, los periódicos Salem Gazette de Boston y Niles Weekly Registerde Baltimore en los Estados Unidos, dieron cuenta de ella. El 3 de agosto siguiente hizo lo propio en Gran Bretaña The Times en un artículo titulado “The capture of the Falkland Islands” y en el que lo presentaba como un acto de soberanía. Unos días más tarde se reproducía la noticia en los periódicos españoles Gaceta de Madrid y Redactor de Cádiz. Y en noviembre lo haría El Argos de Buenos Ayres.

En tanto se difundía lo acaecido en las Islas Malvinas, Jewett permaneció en el archipiélago por un periodo de varios meses. Durante su estancia ejerció su autoridad, apresando una goleta estadounidense bajo la acusación de transportar mercaderías pertenecientes a las fuerzas realistas. En febrero de 1821, y a su pedido, las autoridades porteñas relevaron al Coronel Jewett, designando a Guillermo Roberto Mason como nuevo comandante de La Heroína. A fines de abril se produjo el relevo y, unos días después, La Heroína salió de Puerto Soledad para continuar combatiendo el comercio realista con los puertos americanos.

Por su parte, el coronel Jewett, luego de su regreso a Buenos Aires, en octubre de 1822, decidió emigrar rumbo al recién independizado Imperio del Brasil para incorporarse a su flota naval. Permaneció allí hasta su muerte acaecida el 26 de julio de 1846.

Gracias a la considerable difusión que tuvo en la prensa internacional de la época, la presencia de las Provincias Unidas en las islas Malvinas en lugar de las autoridades españolas fue un hecho conocido en las capitales de Europa y América del Norte. Ninguna potencia cuestionó lo realizado por el coronel David Jewett en nombre de las Provincias Unidas, ni procuró adoptar alguna medida comparable.

Con las actividades desarrolladas por el coronel Jewett en las islas Malvinas quedaba reafirmada la voluntad de la Argentina, en tanto Estado sucesor de España, de preservar su soberanía sobre las Islas Malvinas, la cual siguió manifestándose de manera constante y sostenida –a pesar de las dificultades internas que atravesaba en esa época—por otros actos coincidentes como la creación de la creación de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas en 1829. La toma de posesión oficial y pública en nombre de la Argentina constituyó un acontecimiento de importancia fundamental en la consolidación de la ocupación efectiva de las islas, como manifestación del ejercicio de los derechos de soberanía por parte de nuestro país sobre las Malvinas. 

Fuente: Pensamiento Dicepoleano / José Luis Fernández Valloni

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