Tiemblen los Tiranos 87: “… y tuitos misturao’ como carne pa’ chorizos”

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Tiemblen los Tiranos 87: “… y tuitos misturao’ como carne pa’ chorizos”

Columna que existe para difundir y divulgar hechos y reflexiones sobre la historia, desde una visión, federal, popular y latinoamericana. A propósito del Día de la Tradición que tuvo lugar el pasado jueves 10 de noviembre, compartiremos dos cosas. Primero una reflexión breve del Editor respecto de qué entendemos desde Chasqui Federal por “tradición”. Segundo un trabajo del historiador firmatense Gustavo Battistoni sobre José Hernández.

El Editor Federal

Tal como lo desarrollamos a fines de octubre pasado, en ocasión de recordar su fallecimiento, el “Día de la Tradición” se celebra en conmemoración del nacimiento de José Hernández, autor del libro “Martín Fierro”, obra considerada el máximo exponente de la literatura argentina. Así fue que aquél 10 de noviembre de 1834, en la chacra de Pueyrredón (hoy partido de San Martín), vino al mundo un federal.

Sin embargo, Hernández pasó la mayoría de su infancia y adolescencia en la campaña bonaerense, al borde de la Laguna de los Padres. Allí se hizo gaucho; y en tanto tal, oidor y observador. Luego vino la época de escribir y pelear, como digno hombre de su siglo y de la causa federal.

El “Martín Fierro” salió de imprenta en 1872. No sabemos quién, cuándo y cómo arrancó con esto de la “tradición” alrededor de la obra y su autor. Lo cierto, es que hay “tradición” de parte de los custodios de la historia oficial nacional, de pretender despegar al “Martín Fierro” de su autor, y a éste de la causa que defendía.

¿Y qué es la tradición? ¡Ja! Hermoso desafío definir algo sobre lo cual existe una guerra perpetua en el seno de nuestro pueblo, justamente por no darle pelota a José Hernández.

La Tradición para esta Redacción es el conjunto de vivencias, costumbres, creencias y relatos de un pueblo. Eso se transmite de una generación a la otra, con los matices de los años y las misturas propias de un pueblo como el nuestro: un pueblo integrado por muchos pueblos y regiones.

Cada elemento es igual de importante que el otro. Poco nos importa la valoración académica o moral del asunto. Lo bueno y lo malo también es tradición. Lo que une y separa también lo es.

Después de más de cinco siglos de encuentros, desencuentros, masacres y creaciones; indios, negros, europeos y criollos hemos conformado este pueblo. Con sus creencias, ritos ancestrales y fiestas religiosas. Las comidas, los juegos, las formas de nombrar un cerro o un arroyo. Los bailes, las pilchas, los sueños, los encuentros y las luchas.

José Hernández, una figura política que trasciende la genialidad de la poesía – Por Gustavo Battistoni

José Hernández es una figura política de excepción, que trasciende la genialidad de su gran poema. Tempranamente, en el periódico Río de la Plata, es el primer periodista de nuestro país que habla desde el punto de vista social y económico de los oprimidos, y en su poema inmortal, es el primero que cavila sobre la proletarización de los gauchos. “Se proletarizaron”, dice Martín Fierro, adelantándose decenios a lo que afirmarán los izquierdistas de nuestra atribulada patria. “Debe el gaucho tener casa, escuela, iglesia y derechos”, canta claro para que lo entiendan bien.

El autor del Martín Fierro había militado en el partido Chupandino, emigrando como parte de su generación desde la ciudad Puerto a Paraná, capital de la Confederación Argentina, donde fue secretario del vicepresidente Juan Esteban Pedernera. Fue un federalista consecuente, en el “Río de la Plata”, expresa: “La capital de la provincia se resiente todavía de los privilegios monstruosos del coloniaje. Aquí se ha creado una especie de aristocracia, a la que paga su tributo la campaña desamparada, como los vasallos del señor feudal, de los tiempos antiguos, anterior a la formación de las sociedades. Veinte años dominó Rosas esta tierra, veinte años sus amigos le pedían que diera a la República una constitución, veinte años tiranizó, despotizó y ensangrentó al país, sin haber consentido, jamás, en darle una constitución escrita, diciendo que no era oportuno y que el pueblo no estaba preparado para las libertades y el ejercicio de las instituciones”.

Se llamaba a sí mismo argentino de Buenos Aires, antirrosista y verdadero federal. En momentos de separatismo de la clase dominante porteña con respecto al resto del país, ingresa al partido Chupandino de Nicolás Calvo. En Cepeda combate como capitán de la Confederación, a la par que hace periodismo, estrechando filas con Santiago Derqui. Participa en la batalla de Pavón y ante la defección de Urquiza él no abandona la lucha. Desde “El Argentino” defenestrará a Bartolomé Mitre y denuncia el horrendo asesinato del Chacho Peñaloza. Cuando se produce la guerra del Paraguay revela los entretelones de la polémica Gómez-Mitre y la verdad sobre el genocidio. En 1870 cuando Sarmiento invade Entre Ríos colabora con López Jordán, y termina exiliado en el Brasil. En cuanto al Martín Fierro, ¿qué podemos decir que no haya sido dicho? Desnuda en sus versos la realidad de aquel atribulado momento de la historia y denuncia con elocuencia a una clase que condenaba al pueblo a la miseria, el hambre y la persecución.

Los versos iban dirigidos al gauchaje y fueron entendidos por la gente de la campaña como la expresión de la pesadilla que era su existencia. Un drama que condenó al gaucho a la miseria y de la miseria a la desesperación, y lo transformó en un rebelde primitivo, en un luchador por la libertad y la justicia. Es indudable que el magno libro fue una respuesta a lo que el Facundo había expresado con genialidad, pero también con mendacidad.

Esto hace de José Hernández, no solo un precursor de la conciencia nacional, sino también como bien lo explican Julio Mafud en “Contenido social del Martín Fierro”, y Álvaro Yunque en su “Síntesis histórica de la literatura argentina”, una expresión cabal de la voz de los oprimidos de la campaña.

Dice Mafud: “La sociedad en el sentido positivo, en el poema, es nula. No cuida ni cobija a sus hijos. No crea hábitos ni desarrolla costumbres. No establece vínculos ni relaciona. A ningún personaje le dice nada. Puede estar o no estar. Su presencia y su ausencia no se sienten ni se palpan. Se supone que existen, más por prejuicio que por realidad. Los personajes andan entre sus estructuras siempre huérfanos y solos. Nunca recurren a un poder a solicitar justicia o amparo. Ni una persona que lo represente. Saben que no existe la posibilidad de redención. El comandante, el juez, el jefe, el comisario o cualquier representante están del otro lado: justamente, de donde vienen todos los males”.

Por su parte, Álvaro Yunque afirma: “Su poema resulta así un vigoroso, terrible, descarnado ataque contra la sociedad, un poema magníficamente revolucionario”.

Transcribimos las opiniones de dos personajes de izquierda ajenos a la Izquierda Nacional, para contrarrestar ciertas críticas contemporáneas sobre el carácter regresivo del poema, en particular de la “Vuelta…”. El libertario Mafud y el comunista Yunque han sido muy claros al respecto en cuanto al contenido progresista de la obra.

Fuente: El Correo de Firmat (gracias Laura Roldán por hacerlo llegar).

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