Argentina ha logrado lo que todos los complejos científico militares del orbe no han conseguido en siglos: que el precio de la carne vuele cual “cohete a la estratófera”, en homenaje a “Carlo”. Salude a la vaquita que se va.
Redacción
Tras las medidas anunciadas por el ministro Caputo el martes por la tarde, lo único que se incrementó es el revuelo y la incertidumbre, que ante el descalabro que está viviendo Argentina, en lugar de contrarrestarse, se potencian.
La carne es uno de los resortes más sensibles, pero también un parámetro de cómo vendrán las cosas en la diaria pero también en el futuro de mediano plazo; es decir, los próximos dos o tres años. Un termómetro para intentar mensurar esta faceta de la realidad nacional, se puede encontrar en la cotización del kilo vivo de las cabezas enviadas a faena.
Para que el lector no familiarizado tenga un parámetro, si el kilo vivo se vendió en el mercado de hacienda a valor 1; la carne en promedio tendrá un valor de 4 en el mostrador.
Así, por ejemplo, el martes, el novillo liviano en Cañuelas – sede del antiguo Mercado de Liniers -, que una de las categorías que más está cotizando registró un precio promedio en las operaciones de $1.830 el kilo vivo. Ayer, miércoles, $ 1.880. Al cierre de los mercados durante el último día de la semana anterior, la misma categoría había arrojado montos de 1.300 pesos el kilo vivo.
En criollo, un 45% de aumento en sólo dos días de operaciones. Tomado en cuenta el precio de ayer, es probable que el precio promedio de la carne en mostrador, hoy registre en zona núcleo valores que 7.500 por el kilo de asado.
Pero más allá del disparate que pueda parecernos, esto no va a terminar acá. La carne seguirá aumentando por varios factores más allá de la “actualización de los precios”.
Máxime, cuando la esperada quita de retenciones que supuestamente iba a realizar Milei no está el en pliego de medidas que se hicieron públicas antes de ayer. Además, se especulaba con la quita del “cepo exportador” para la carne, a cuenta de que el sector esperaba que la prohibición de exportación de “cortes populares” se cortara con esta gestión.
Nada de eso está sucediendo hasta ahora, pero la excusa vino bien para pegar el “manijazo” a los precios generales.
A todo esto, se están desarrollando dos procesos con pronto efecto. Uno de corto plazo, en días o un par de semanas. El otro, estimamos que será por al menos dos años.
En primer lugar, si uno observa se observan las cotizaciones de faena en Cañuelas, Rosario, o Jesús María, verán que el eje está puesto en el novillito liviano y en las demás categorías, la oferta es muy escasa. Esto no es algo que se da por azar. Los novillos medianos, pesados y si se quiere, también las vacas flacas, son animales que están pensados para cubrir las cuotas de mercado externo (Hilton o la 481); y por tanto están reteniendo la venta para posicionarse frente al precio. Si esto no resulta, como los precios relativos de otras categorías aumentó en el proceso significativamente, por más que las demás categorías coticen más abajo, la vara ya habrá subido lo suficiente como para obtener rentabilidad en el mercado interno.
El segundo factor, responde al ritmo de faena anual y sus repercusiones sobre el rodeo bovino nacional. Entre enero y noviembre del corriente, las cifras aceptadas oficialmente señalan que se enviaron a los matarifes alrededor de 13.400.000 cabezas, de las cuales 6.460.000 fueron hembras. Número de faena de vientres que superó a 2022 en casi 1 millón de cabezas.
Esto significa que para este año que comenzará, habrá 6.460.000 vientres menos disponibles; lo cual habrá 4.500.000 cabezas nuevas para 2025. Tenga en cuenta, los algo más de 4 millones de terneros en cría para 2024, producto de la faena de hembras del año pasado.
En criollo, el rodeo bovino se va reduciendo en Argentina, lo cual implica que el precio del kilo vivo aumentará. Si se prioriza la exportación, los valores de referencia los fijará el mercado externo.
En definitiva, como ya lo venimos advirtiendo hace meses, la carne vacuna se está retirando de las posibilidades de compra de las familias argentinas.
Si la lógica no se modifica para la faena de 2024, este es un problema que nos lleva a una cadena productiva apuntada al mercado externo, más una porción poblacional que sostenga cierto consumo interno.
En criollo y salvando las distancias, sucederá algo similar a lo que ocurre con las frutas. El mercado interno argentino no consume la cantidad de fruta que debería por una cuestión de precios. Por tanto, los productores apuntan al saldo exportable y lo que les “queda” destinarlo al público argentino. Eso, en general provocó la desaparición y concentración d ellos productores, pero al mismo tiempo, menos producción en volumen. Sin embargo, aunque haya menos fruta en la cosecha, la estructura comercial le conviene a la empresa que destina su producción al mercado externo.
Con las vacas, sucederá algo similar. Menos vacas, carne más cara, mayor cantidad de exportaciones; y el precio en el mostrador argentino será “un lujo” que el 70% de las familias no podrá permitirse.
Llegó el día: las vacas vuelan.
Fuente: Mercado de Cañuelas / ROSGAN / NAP