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El conflicto global por las patentes científicas también se desarrolla en Argentina

Compartimos un artículo donde se aborda uno de los problemas en cuestión de soberanía que es invisibilizada permanentemente, pero que se convierte en un factor estratégico a nivel geopolítico: las patentes. La nota original está firmada por Vanina Lombardi, y se desprende de una investigación realizada anteriormente por la revista Realidad Económica.

Redacción

Ciencia en la Argentina: ¿Por qué se patenta en el exterior?Por Vanina Lombardi*

Un nuevo relevamiento da cuenta de las causas y motivaciones que llevan a quienes investigan en el sistema público argentino a presentar solicitudes de patentes sobre sus invenciones o innovaciones en el extranjero. Las principales: falencias en la formación, restricciones institucionales y deseos personales.

El desconocimiento de la normativa, trabajos realizados en el extranjero, trabas burocráticas en los procedimientos, ineficacias administrativas, atracción de los actores favorables a la apropiación cognitiva y el deseo personal de que una nueva invención o desarrollo lleguen al mercado, son algunas de las causas principales que llevan a que quienes investigan en el sistema público argentino decidan presentar solicitudes de patentes sobre sus innovaciones por fuera del sistema de ciencia y tecnología nacional en el que se desempeñan. Así lo detalla un reciente análisis elaborado por investigadores especializados en propiedad intelectual, que fue recientemente publicado en la revista académica Realidad Económica.

“También indagamos si hay una conciencia del problema de ilegalidad por parte de los investigadores que participaron de una u otra manera en este tipo de apropiaciones cognitivas. Efectivamente, hay una reprobación moral, en algunos casos muy fuerte, pero al mismo tiempo no lo ven ni como una práctica frecuente, ni común y cuando hablan de sí mismos o de su propia práctica, en muchos casos, ni siquiera lo perciben como tal”, dice Sol Terlizzi, que es investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y coautora de este trabajo, y advierte que hay un desacople “muy grande” entre las representaciones que tienen estos investigadores respecto del fenómeno de manera abstracta: “La apropiación cognitiva es moralmente cuestionable, pero cuando se piensa esa propia práctica en la situación particular de cada uno, empiecen a aparecer matices”, afirma.

Este trabajo es la continuación un relevamiento anterior en el que los autores habían detectado que el 23% de las solicitudes de patentes de proyectos financiados por el entonces Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación tienen titulares extranjeros y fueron tramitadas principalmente en oficinas de otros países, algo que se opone a la normativa vigente, que establece que la institución empleadora debe ser la titular de las invenciones realizadas en el marco de las actividades laborales.

En esa ocasión, el objetivo era cuantificar los desacoples entre la producción de conocimientos productivos generados con fondos públicos y su apropiación mediante patentes y derechos de propiedad intelectual, por parte de actores privados o extranjeros, en el marco de un tipo de relaciones sociales a las que denominan de apropiación cognitiva. “La publicación de ese trabajo tuvo un gran impacto porque se trata ni más ni menos que de un proceso que se encuentra en las antípodas de lo deseado, en términos del desarrollo económico”, recuerda el investigador de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) Santiago Liaudat, uno de los autores de ambos trabajos, y advierte que lo esperable del sector científico tecnológico es el desarrollo de procesos de innovación que retornen beneficios para el Estado, las instituciones que lo sustentaron y la sociedad en su conjunto, en particular cuando fueron financiados por fondos públicos.

“Si esos conocimientos terminan siendo apropiados, en gran medida, por actores privados y extranjeros, es poco lo que de esos conocimientos redunda en beneficio de la sociedad que lo financió”, cuestiona Liaudat, y agrega que, frente a esa problemática, en este segundo relevamiento se propusieron indagar acerca de las causas o razones que motivan a las y los investigadores del sistema público a tomar esas decisiones. Para ello, diseñaron una encuesta que les permitió tener un contacto inicial con los y las inventoras y luego, en base a esas primeras respuestas obtenidas, realizaron entrevistas en profundidad con algunos actores seleccionados.

“Una de las dificultades que hubo fue conseguir gente que estuviera dispuesta a hablar -ya que se trata de un tema complejo y sensible, plagado de prejucios y valoraciones-, pero una vez que las personas estaban dispuestas, también fue complejo determinar cómo hacer una distribución representantiva de cada uno de los grupos que habían participado en algún tipo de apropiación cognitiva, ya sea extranjera, nacional, mixta, y los que no habían participado”, comenta Terlizzi.

De las experiencias recolectadas surgieron 12 causas y motivaciones que llevaron a los y las innovadoras a presentar solicitudes de patentes por fuera de las instituciones en las que trabajan. Si bien estas suelen entrecruzarse, para poder analizarlas de manera más ordenada, los investigadores las organizaron en cuatro grandes categorías o ejes, para facilitar la comprensión de esta problemática: un eje vinculado a falencias en la formación; un segundo eje relacionado a restricciones institucionales o problemas internos del Sistema de Ciencia y Tecnología nacional; el tercero referido a la atracción de actores externos o de contexto favorables a la apropiación cognitiva; y el cuarto relacionado a motivaciones de tipo personal.

Entre ellos, los problemas de tipo administrativo-burocrático de las instituciones empleadoras fueron considerados como un “factor central” de la apropiación cognitiva, ya que provocan frustración, desencanto y enojo, y favorecen la adopción de “caminos alternativos” para acortar los plazos. Al respecto, Terlizzi comenta que ese dato no les resultó particularmente llamativo, ya que un punto de partida que tenían antes de comenzar a indagar era que una de las principales causas podría tener que ver con cuestiones institucionales, con obstáculos o restricciones vinculadas a los plazos, la ineficiencia administrativa y la falta de capacidad con respecto al manejo de las solicitudes de patentes y de la búsqueda de que un producto llegue al mercado.

“Todo eso está presente y es una parte sustancial de las causas y motivaciones detectadas en este relevamiento, pero también está superpuesto a un deseo personal de que el producto o el proceso desarrollado llegue efectivamente al mercado”, advierte Terlizzi. En ese punto, la investigadora destaca que hay una doble causalidad a tener en cuenta: “Es cierto que hay problemas con los plazos, con la ineficacia o cuestiones institucionales, pero eso solo no alcanza para explicar este fenómeno, no es la única razón para que se produzca o se colabore con la apropiación cognitiva; también tiene que ver con decir ´bueno, yo quise ir por la vía legal pero es muy complicado y la verdad es que quiero que mi invención, mi producto, sea conocido y favorezca a la gente”.

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Causas y motivaciones de apropiación cognitiva

En varios relatos se percibe que los investigadores deben hacerse cargo de tareas que consideran que no les corresponden o para las cuales no se sienten capacitados, y evidencian que hay un desconocimiento sobre los alcances de las normativas de propiedad intelectual. Además, los investigadores perciben como obstáculos para la transferencia muchas de las prácticas de las oficinas de transferencia y/o vinculación tecnológica.

“Este relevamiento es parte de un proceso más grande que aporta fundamentación empírica para la toma de decisiones informadas y la definición de políticas públicas más robustas e integrales, que trasciendan al organismo al que pertenece cada uno”, destaca Terlizzi, y considera que todas las instituciones del Estado y del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, en general, deberían partir de la evidencia empírica y no solamente del diseño de planes que pueden estar muy bien pensados pero ser solo teóricos.

“Más allá del análisis y el diagnóstico, nos interesa poder transformar esto en políticas públicas que permitan la acción sobre este fenómeno, para que el esfuerzo público retorne en beneficios públicos”, coincide Liaudat, y advierte que si bien este artículo no se centra en la propuesta de políticas públicas, sí concluye con algunas propuestas. Por ejemplo, en relación a las causas vinculadas a problemas internos al sistema, es posible pensar un plan de mejora de las capacidades de las oficinas de transferencia de tecnología, de modo de poder acelerar los procedimientos y acompañar a los investigadores en las diferentes etapas del proceso de patentamiento.

En el caso de las causas y motivaciones asociadas a falencias en la formación de los investigadores, en cambio, el artículo propone la posibilidad de elaborar planes de capacitación sobre normativa propiedad intelectual, tanto institucionales como leyes del ámbito nacional. Asimismo, en el ámbito de las causas y motivaciones vinculadas a actores externos que actúan sobre el sistema y sus investigadores, el artículo sugiere pensar en distintas formas de vinculación que permitan formalizar vínculos que se dan de manera informal, así como mejorar la articulación interinstitucional, que es otro elemento que aparece mencionado varias veces en las entrevistas. “Sobre todo, ver cómo trabajar esa articulación entre actores, normas e instituciones del sistema científico tecnológico público, y en articulación con el sector privado nacional y extranjero”, dice Liaudat.

A modo de conclusión, y a pesar de las múltiples causas que surgen de las entrevistas, el informe destaca que “la percepción generalizada de los entrevistados es que existe un cambio positivo, una tendencia hacia una mayor conciencia sobre la importancia de la transferencia y un esfuerzo por mejorar las capacidades estatales de gestión”.

Fuente: TSS / IADE

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