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Ayer, el superministro casi Presidente, Sergio Massa realizó anuncios desde la provincia de Mendoza, de cara a “beneficiar” a las “economías regionales”. La verdad, salvo que nacionalicen el comercio exterior y expulsen a las empresas multinacionales, las medidas sólo sirven para compensar algunos reclamos políticos. No benefician al trabajo argentino.

Por Pablo Casals

Ayer, desde Mendoza, el superministro casi Presidente, Sergio Massa, realizó una serie de anuncios destinados a las denominadas “economías regionales”, de cara a atender las exportaciones, baja de productividad por sequía, daños por heladas tardías, y aspectos vinculados a los mecanismos de financiación de los ciclos productivos.

Antes de describir los alcances de lo comunicado oficialmente, debe tener en cuanta el lector que se denomina “economías regionales”, a todas las producciones primarias (sean estas agropecuarias o mineras) que se llevan adelante fuera de la zona núcleo pampeana.

Lo fundamental de las medidas anunciadas, fueron las líneas de crédito y el tipo de cambio específico para las economías regionales.  No especificó cuáles círculos productivos serían alcanzados por los créditos, ni tampoco por el valor del dólar. Se supone que la vitivinicultura está contemplada porque el anuncio fue en Mendoza, con los viñedos de telón de fondo; aunque en esa cadena nomas, tenemos matices.

Es decir: no se sabe todavía si alcanzará al vino envasado, a los mostos, a las pasas, a la uva fresca para fruta, a los derivados de cada uno de los subproductos mencionados; a todos ellos o a ninguno.  Ese “pequeño” detalle quedará para más adelante.

Lo cierto es que respecto a las líneas de crédito, se impulsará una destinada al proceso productivo específicamente, a tasa cero y con un plazo de financiación de 18 meses. La otra línea es a 50 meses, con tasa fija al 48% y 18 meses de gracia.

Massa dijo que se podrán en marcha una línea de créditos «a 18 meses, porque es el ciclo productivo, tasa cero de devolución a través del Banco Nación y del BICE», y otra «a 60 meses, tasa fija al 49%» con 18 meses de gracia.

En cuanto al “dólar economías regionales” (DER) – “DER” le ponemos nosotros de cancheros nomás -, el superministro anunció que habrá un valor específico para ellas que tendrá vigencia desde el 20 de noviembre hasta el 30 de diciembre (calcule 2 de enero también). Si bien no se sabe el precio que tendrá esa cotización, se dijo que las empresas exportadoras, para acceder al mismo deberán adherir a los programas «Precios Justos» y de «protección de los productores».

Por otra parte, también comunicó la implementación de Aportes No Reintegrables (ARN) por $ 1.500 millones a cada una de las provincias afectadas por las heladas. La idea es que dichos fondos ayuden a financiar la recuperación productiva posterior al evento climático. Tales aportes comenzarán a canalizarse una vez que las provincias envíen oficialmente la información sobre: producción y superficie afectada; cantidad de productores afectados y la estratificación de los mismos.

Por otra parte, se constituyó otro Fondo de 1.500 millones de pesos, que dispondrán los bancos Nación y BICE, de cara a asistir al pequeño productor con el objeto de palear los daños. Podrán acceder hasta 5 millones de pesos por pequeño productor, con un periodo de gracias de 18 meses, plazo de pago de 60 meses (5 años), y con tasa fija de hasta 49%.

Según la cartera de Economía, el acceso al monto máximo dependerá de la cantidad de producción afectada. A saber: 100% cuya producción afectada haya sido mayor al 80%; 75% cuya producción afectada haya sido mayor al 50%; 50% cuya producción afectada haya sido menor al 50%.

Para aquellos productores que hayan quedado en estado “crítico” -perdida toda la producción-, la otra línea de créditos anunciada los contempla con sumas de hasta $ 500 mil, con 18 meses de gracia y a tasa 0%. Sólo estará destinado para productores de las provincias de Mendoza, San Juan, Rio Negro, La Rioja, Catamarca, Jujuy, Salta, Neuquén, La Pampa y Tucumán. Los fondos serán aportados por el Fideicomiso del BICE, con un tope de 1.000 millones de pesos.

Por otra parte, en cuanto a la asistencia agropecuaria complementaria, Massa anunció que una vez declarada por las provincias la emergencia agropecuaria, desde la Secretaría de Agricultura se homologarán las declaraciones de las provincias. Así, AFIP dispondrá de una prórroga de los compromisos fiscales y previsionales; y el Banco de la Nación Argentina por su parte, dispondrá de una prórroga de los compromisos crediticios.

También se anunciaron medidas para atender la situación de empresas o sectores que atraviesen situaciones críticas producto de su propia actividad o por factores externos. De cara a sostener el empleo en sectores con dificultades económicas, y a través del Programa de Recuperación y Sostenimiento Productivo (REPRO), se brindará una asistencia equivalente al 50% de la remuneración total de cada trabajador o trabajadora activo hasta un máximo del 50% del valor del Salario Mínimo Vital y Móvil vigente al momento de solicitar la asistencia; y siempre y cuando los trabajadores no tengan una remuneración total superior a 3 veces el Salario Mínimo Vital y Móvil vigente.

Respecto a la colaboración para el control de plagas, los anuncios giraron en torno a la lobesia botrana (solamente afecta a los viñedos). Con el fin de controlarla, disminuir el daño en fruta, y evitar su dispersión, se asignarán mediante subsidios por un total de $1.200 millones.

En cuanto a fondos internacionales se asistencia o financiación productiva, Massa mencionó que durante el primer semestre de 2023 estarán vigentes las líneas: PROVIAR II por US$ 40 millones para el sector vitivinícola; CAF (Complejos Agroexportadores Frutícolas) por US$ 79 millones; Programa de Fortalecimiento de Pequeñas Cooperativas y MiPymes Agrolimentarias por US$ 55 millones.

Como se ve, las medidas son unas cuantas. Más allá de los alcances y de lo que resulte de su implementación, el paquete anunciado respondería al mismo tiempo a una serie de “tirones” de parte de los Senadores del oficialismo y aliados, de aquellas provincias que no están en zona núcleo, que tampoco están abocadas de lleno a la minería y/o hidrocarburos, o que al mismo tiempo contienen complejos productivos tradicionales.

Las pasadas de boleta a Massa giraban en torno a que el 2022 centró sus medidas en torno a la producción y exportación de commodities (soja, maíz, trigo y girasol) o la minería e hidrocarburos; la facilitación de importaciones; y distintas maniobras para convivir con la especulación financiera.

Poco y nada había sucedido destinado a las economías regionales, que más allá de su nivel de concentración e integración hacia el interior de las cadenas productivas, son de baja escala, sin grandes volúmenes exportables y que deberían estar más que nada vinculadas al mercado interno.

Si bien es prematuro, ha trascendido por otro tipo de anuncios que en el Frente de Todos (FT) la interna y la campaña electoral nunca se termina. De hecho, hay provincias donde específicamente el Frente renovador está tejiendo alianzas con partidos afines o sectores del FT que han quedado desplazados de la “comidilla” (léase, puestos o cargos de trascendencia política que impliquen cajas o proyecciones electorales).

A todo esto, entra en juego el asunto del tipo de cambio específico; es decir el DER. Recordemos: no se dio a conocer su cotización, pero sí que tendrá vigencia entre el 20 de noviembre y el 30 de diciembre.

Lo curioso es que si nos dejamos llevar por el anuncio, el beneficio solamente alcanzará -como pasó con la soja- a las empresas exportadoras que integran en su cadena tanto el empaque, frío, envasado, procesamiento, flete y acopio. ¿Por qué? Simple, salvo el algodón, lo no comercializado de la yerba mate, los resabios de limones y derivados exportables del azúcar; casi todo lo demás que se produce regionalmente se cosecha entre enero y abril.

Por lo tanto, salvo aquellos operadores de exportación que posean la infraestructura y la integración comercial que permita tener mercadería disponible dentro del plazo estipulado, podrá aprovechar el beneficio. La otra variante, es que también alcance a algunos contratos con ejecución durante esa “ventana de cotización”. Pero son los menos y generalmente poseen otro tipo de esquemas de cláusulas no beneficiosas para el productor.

Entonces, quien no se beneficiará con el tipo de cambio DER serán los productores, aunque sí podrán acceder a los créditos y subsidios previamente detallados. La mescolanza es medio perversa. Porque los productores podrán financiar la recuperación comprando y contratando insumos y servicios en dólares; pero no se podrán hacer de estos últimos de forma plena porque la “ventana” no los incluye.

Significa entonces que deberán volver a endeudarse o desaparecer, siempre y cuando no haya heladas, llueva, y tanto rusos como brasileros, hindúes y finlandeses vuelvan a enloquecerse por adquirir nuestros productos regionales.

Preferimos pensar que a Massa en la escuela no le germinó el poroto, y por lo tanto no puede dimensionar lo elemental pero al mismo tiempo complejo del ciclo productivo. Sus asesores, están en otro país, donde el asunto de germinar el poroto no está incluido en las “ferias de ciencias” escolares. De lo contrario, tenemos que concluir que el superministro casi Presidente, trabaja para reventar el trabajo argentino.

Aunque lo viene haciendo con cada cosa que anuncia, preferimos pensar lo de la no germinación del alubia. No queremos arrancar calientes la semana. Otra vez, no.

Fuente: Ministerio de Economía

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