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Nasrallah y Hezbollah

Reproducimos dos entregas consecutivas de la habitual columna “Fuentes Seguras” que el colega Gabriel Fernández publica en el portal de Radio Gráfica. Las mismas corresponde a los días 3 y 5 de noviembre, y en ellas se da cuenta frente al embate israelita sobre Gaza, Cisjordania y Líbano, la caracterización de Hezbollah y su lider Hassan Nasrallah.

Redacción

Fuentes Seguras. Anticipo. HezbollahPor Gabriel Fernández*


El equilibrado discurso del líder de la organización político militar libanesa. El domingo, en estas páginas: En qué consiste Hezbollah y ¿quién es Hassan Nasrallah?

Hassan Nasrallah, el popular líder de la organización político militar libanesa Hezbollah, dijo este viernes que la operación “tormenta de Al Aqsa” del 7 de octubre en el sur del país fue ideada y ejecutada solamente por fuerzas palestinas y que ni su grupo ni Irán tuvieron participación. Durante un discurso difundido mediante una pantalla gigante ante una multitud en Beirut, ratificó el respaldo de su vertiente a la causa palestina, fustigó el accionar israelí y puso de relieve la responsabilidad de los Estados Unidos en los sucesos.

Fue la primera aparición pública después de la operación que ejecutaron las milicias palestinas de Hamas. Nasrallah calificó el hecho como “bendito y heroico”, y recordó la lucha de la resistencia palestina desde hace 75 años. También elogió que el ataque se mantuviera en secreto: “Esa confidencialidad absoluta es la que garantizó el éxito de la operación por el factor sorpresa. Hemos felicitado la operación, no nos molesta la confidencialidad”, dijo. En línea, deslizó que Irán no fue inspirador de la acción.

El estratega diagnosticó que “la operación Al Aqsa causó un terremoto en Israel”, y que “por más que hagan lo que hagan los gobiernos del enemigo, nunca lograrán modificar lo que provocó en el futuro del conflicto con Israel”. Se trató de un discurso de hondo equilibrio político, destinado a dos frentes simultáneos: el externo, para deslindar responsabilidades en el origen de la contienda, y el interno, para salir al cruce de los espacios islamistas que vienen cuestionando la presunta inacción de Hezbollah.

En una lectura detenida, es pertinente indicar que Nasrallah realzó el papel de su núcleo en el conflicto, ante críticas internas en el Líbano que reclaman más participación. “Para algunos que exigen que Hezbollah entre en una guerra rápida con el enemigo israelí, puede parecer algo pequeño lo que pasa en la frontera, pero es importante y grande”, indicó. La referencia también resultó dual. Por un lado, despejó objeciones al enfocar el intercambio regular de cohetes que comenzó pocas horas después del ataque de Hamas. Por otro, recordar a los más entusiastas que la extensión de la guerra puede resultar un problema para todos los protagonistas.

Ahondó al respecto. “Por supuesto que no es suficiente”, dijo el jefe libanés, “pero lo que está pasando en el frente del Líbano no tiene antecedente desde 1948 (…) Todas las posiciones militares de Israel son blanco y son atacadas de manera diaria”, sostuvo. Para fundamentar su rol –siempre aclarando: posterior al ataque inicial- subrayó que “un tercio” del Ejército de Israel debió ser trasladado a la frontera norte por la presión que ejerce Hezbollah sobre la zona y que reservistas israelíes se vieron obligados a movilizarse en masa hacia Gaza para no descuidar ese espacio.

“Todas las opciones están sobre la mesa, e iremos más allá en cualquier momento”, insistió Nasrallah, aunque matizó que eso podría suceder “en un futuro”. En sintonía, dirigió un desafío a los Estados Unidos, criticó la movilización de parte de la flota en el Mediterráneo hacia la zona israelita y aseguró que no le teme a esas poderosas naves: “Hezbollah tiene cómo enfrentarlas”. Además, pidió a Washington que cese el ataque a Gaza a través de Israel porque el costo de una guerra total en la región lo pagarán “sus soldados”.

En vísperas del discurso, que se realizó a través de una pantalla, Hezbollah montó una importante ofensiva, lanzando 19 ataques simultáneos contra posiciones del Ejército israelí y utilizando por primera vez drones explosivos. Israel replicó con ataques aéreos y fuego de tanques y artillería. Tanto los observadores de las naciones en pugna como los analistas internacionales, coinciden que hasta ahora los enfrentamientos se han limitado a la frontera, y Hezbollah sólo ha utilizado una pequeña parte de la potencia de fuego.

La alocución fue esperada por el mundo musulmán con gran expectativa. Nasrallah es una de las principales referencias del Eje de la Resistencia, una alianza político militar regional con fuerte presencia iraní destinada a contrarrestar a los Estados Unidos e Israel, persistentes agresores. La coalición incluye a las milicias musulmanas chiitas iraquíes y a los hutíes de Yemen, que se han adentrado en el conflicto disparando drones contra Israel, entre otras asociaciones.

Aunque Nasrallah se había mantenido alejado de la opinión pública desde el 7 de octubre, otros responsables de Hezbollah han indicado la disposición del grupo para el combate. Pero no han fijado ninguna línea roja en el conflicto con Israel. Para quienes siguen el litigio tanto la fuerza libanesa citada como el Estado israelí están coincidiendo en sostener encapsulado el cruce bélico fronterizo para no facilitar su expansión. Fuentes cercanas a Hezbollah afirman, conociendo su potencial, que los ataques del grupo hasta ahora han sido medidos para evitar una escalada, lo cual no debería evaluarse como debilidad (de todos modos mantienen ocupadas a las tropas israelíes en el norte) pero si un cálculo militar bien fino.

La frase repetida por los informantes consultados fue que el Líbano no puede permitirse otra guerra con Israel. Todavía se recupera de la contienda llevada a cabo cuatro años atrás. En línea, Israel no está en condiciones de afrontar dos frentes simultáneos. La continuidad del razonamiento conlleva a que la bandera por la desaparición del Estado ocupante no es un objetivo actual, y conviene, a los pueblos y a Irán, presionar para la salida del gobierno que encabeza Benjamín Netanyahu. Es que una cosa es una cosa, y otra, algo distinto. Israel afirmó, en las horas recientes, que no desea un conflicto en su frontera norte con Líbano. Ante el público, y en relación con su táctica de agrupar a una opinión pública disconforme en derredor de su jefatura, el primer ministro Benjamín Netanyahu advirtió (alardeó) a Hezbollah de que no abra un segundo frente de guerra con Israel, pues provocaría contraataques israelíes de una magnitud “inimaginable” que sembrarían la devastación.

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Fuentes Seguras. Hezbollah 2. Vida de NasrallahPor Gabriel Fernández *

El desarrollo de Hezbollah es un buen ejemplo del proceso intenso que viene agrupando a los pueblos musulmanes. La figura de Hassan Nasrallah encarna y sintetiza una parte esencial del mismo. Vale conocerla para entender por qué amerita la calificación de estratega y ahondar en los intereses que representa.

NASRALLAH. UNA VIDA APASIONANTE. Pero ¿quién es Nasrallah y porqué en esta secuencia se lo caracteriza como estratega? Veamos. Con un elevado índice de popularidad que trasciende holgadamente el Líbano, este clérigo chiita es conocido por haber desempeñado un papel decisivo en el giro histórico de esa vertiente para entrar en la política y ganar poder en la estructura del gobierno de su país. Hezbolláh, actualmente caracterizado como uno de los partidos políticos más importantes de Líbano, cuenta con sus propias fuerzas armadas, que se consideran defensoras de la nación árabe.

Hassan Nasrallah es su secretario general. Posee una excelente relación tanto con la República Islámica de Irán como con su líder, el ayatoláh Alí Jamenei. Desde hace tiempo evita apariciones públicas, pues sabe que tanto los Estados Unidos como Israel tienen el objetivo de abatirlo. La potencia norteña incluyó a su organización en la lista de organizaciones terroristas, lo que no gravitó en los pueblos que lo conocen y respaldan. Analiza la actualidad a fondo, semanalmente, a través de discursos con amplia difusión.

La infancia, orienta. Nasrallah nació en agosto de 1960 en uno de los barrios pobres del este de Beirut, la capital libanesa. Su padre era dueño de una pequeña tienda de comida. Hassan era el mayor de nueve hermanos y tenía 5 años cuando comenzó la guerra civil libanesa, un conflicto devastador que azotó a ese país durante 15 años. La guerra empujó al padre de Hassan Nasrallah a abandonar Beirut y regresar a su natal Bazourieh, un pueblo en el sur del Líbano con una población mayoritariamente chiita. Durante su educación primaria y secundaria, absorbió las narraciones chiitas evocativas de la discriminación y la desigualdad que sintieron durante los periodos coloniales del Imperio Otomano y de Francia.

Este sentimiento continuó durante el período de independencia, cuando los núcleos cristianos y sunnitas se hicieron con el poder.

Durante esta época, se acusó a los grupos de milicias cristianas y sunnitas​​ de recibir ayuda extranjera para lograr éxitos militares. Pero sobre todo, se les tendió una mano, se fomentó el diálogo para revertir su alineamiento. El decurso de otra figura característica, el cristiano Michel Aoun, puede contribuir a entenderlo; este periodista se sorprendió, allá lejos y hace tiempo, cuando después de duras contiendas entre sus milicias y las islámicas, se produjo un giro que derivó en un interesante acercamiento que hoy perdura.

Así, la población chiita -como se dijo, mayoritaria en el sur del país y en el valle de la Becá en el este, junto con núcleos de cristianos maronitas y ortodoxos-, fue la primera línea en las guerras con Israel durante los años en los que se estableció el dominio israelì en los territorios palestinos. En ese contexto, Hassan Nasrallah potenció sus raíces, y a los 15 años se convirtió en miembro de la organización político-militar chiita libanesa más importante de aquel momento: el Movimiento Amal, un influyente grupo fundado por un clérigo iraní llamado Musa al Sadr.

Nasrallah emigró a Nayaf, Irak, cuando tenía 16 años. Irak era entonces un país inestable que había pasado por dos décadas de revoluciones consecutivas y sangrientos golpes de Estado. Durante este período, aunque Hasan al Bakr todavía estaba oficialmente en el poder, Saddam Hussein, entonces vicepresidente, ya había adquirido una influencia significativa. Sólo dos años después de la llegada de Nasrallah a Nayaf, los líderes del Partido Baas Árabe Socialista y especialmente Hussein consideraron que debían tomar medidas para debilitar a los chiitas. Una de sus decisiones fue expulsar a todos los estudiantes chiitas libaneses de los seminarios iraquíes. Fue una de las determinaciones más equívocas de Saddam.

Aunque Hassan Nasrallah sólo estudió en Nayaf dos años, tras los cuales tuvo que abandonar Irak, su presencia allí tuvo un profundo impacto en su vida: conoció a otro clérigo llamado Abbas Mousavi. Ocho años mayor que Nasrallah, enseguida asumió el papel de maestro y mentor. Tras regresar al Líbano, ambos se unieron a la lucha en la guerra civil. El dato es: siempre en el mientras tanto, la formación. Ahí nomás Nasrallah fue a la ciudad natal de Mousavi en el valle de la Becá, donde estudió en un seminario.

Un año después del regreso de Hassan Nasrallah a Líbano, comenzó la gran revolución en Irán, en la que Ruhollah Khomeini, que se había ganado la admiración de clérigos como Abbas Mousavi y Hassan Nasrallah, tomó el poder. Esa sí fue una señal que el futuro líder no dejó pasar de largo. La Revolución Islámica modificó profundamente la relación entre los chiitas de Líbano e Irán. Y empezó un sendero de confluencia que en la actualidad involucra al conjunto del mundo musulmán. La vida política y la lucha armada de los chiitas libaneses estuvieron influenciadas por los acontecimientos en Irán. En 1981, Nasrallah se reunió con el entonces líder de la República Islámica en Teherán, quien lo nombró su representante en el Líbano para “cuidar de los asuntos de la Hisbah (encargada de la defensa de la “moral comunitaria”) y obtener fondos islámicos”.

Posteriormente, Nasrallah comenzó a realizar viajes ocasionales a Irán, entablando relaciones con los más altos cargos del gobierno de ese país.

La autonomía frente a Occidente y la construcción de un camino propio fueron piedras angulares del islamismo chiita en Irán, difundido con razonamientos hondos planteados por el ayatollah Khomeini. Al mismo tiempo creció el rechazo a los Estados Unidos en específico y a Israel como su principal aliado en la región.  La causa palestina, no siempre evaluada como trascendente por varias naciones árabes, se convirtió en una de las principales prioridades de la política exterior del Irán revolucionario. Durante este período, un Líbano ya asediado por la guerra civil, se había convertido en base importante para los combatientes palestinos, quienes tenían una fuerte presencia en el sur del país, además de estar asentados en Beirut.

La historia tiene sus vueltas y a veces se reconfigura sobre ejes similares. Israel atacó a Líbano en junio de 1982, ocupando rápidamente zonas importantes. Justificó su ataque como una respuesta a la agresión palestina. Poco después de esa incursión, los comandantes militares del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica en Irán (CGRI), experimentados en guerras convencionales debido al ataque de Irak a Irán, decidieron establecer un grupo de milicias en el Líbano. Eligieron como nombre el apodo con el que eran conocidos en Irán: “Hezbolláh” (el partido de Dios). En 1985, se anunció oficialmente su creación. Hassan Nasrallah y Abbas Mousavi, junto con algunos otros miembros del Movimiento Amal, se unieron a este grupo recién creado bajo el liderazgo de Subhi al Tufayli.

Hezbolláh dejó rápidamente su huella en la política regional al llevar a cabo acciones armadas contra las fuerzas estadounidenses en el Líbano. Cuando Nasrallah se unió a Hezbolláh, tenía sólo 22 años. A mediados de los 80, a medida que su relación con Irán se profundizaba, decidió trasladarse a la ciudad de Qom, en la nación persa, para continuar sus estudios religiosos. Vale recordar que para la lectura chiita del Corán, el corazón y el cerebro funcionan mancomunadamente, y que la religión no está despegada de la política. Durante su estancia en un seminario de la ciudad, Nasrallah aprendió farsi y forjó estrechas amistades con las referencias político-militares iraníes.

Cuando regresó al Líbano surgió un desacuerdo importante entre él y Abbas Mousavi. En ese momento, Mousavi apoyaba la creciente influencia siria en el Líbano del liderazgo de Hafez al Assad, padre de Bashar al Assad. Nasrallah planteó que el grupo se orientara de modo independiente y focalizara sus acciones en ataques contra soldados estadounidenses e israelíes. El diseño iraní coincidió con sus prioridades. Enseguida fue designado “representante de Hezbolá en Irán”. Esta situación lo llevó de regreso a esa nación. Muchos evaluaron que así se distanciaría de su pueblo libanés, pero erraron en la apreciación.

Lejos de un debilitamiento del lazo, en 1991, la imbricación se profundizó. Subhi al Tufayli fue destituido del cargo de secretario general de Hezbolláh debido a su oposición al vínculo del grupo con Irán, y en su lugar se nombró a Abbas Mousavi. Nasrallah regresó a su país y se convirtió en el segundo al mando del grupo. Mousavi fue asesinado por agentes israelíes menos de un año después de ser elegido secretario general de Hezbolláh. La conducción de la organización quedó manos de Hassan Nasrallah. Por entonces tenía 32 años y mientras desplegaba su acción política continuaba estudiando; su formación se inclinó hacia la geo estrategia, absorbiendo conceptos de grandes pensadores político militares de las distintas épocas.

Provocó un cambio fundamental en la visión interna del núcleo al incentivar la participación de miembros de Hezbolláh en las elecciones libanesas. No pretendía dirigir una corriente armada, sino una instancia política popular con un brazo bélico, fuerte mas no determinante. A un año del fin de la guerra civil libanesa, Nasrallah decidió trabajar para que la rama política de Hezbolláh se convirtiera en un actor serio en el país, junto con la militar. Como resultado de esta estrategia, el grupo logró ganar ocho escaños en el Parlamento libanés. Al evaluar que lo cortés no quita lo valiente, tras el cese de la guerra civil libanesa Hezbolláh conservó sus armas.

En ese momento, Israel había ocupado el sur de Líbano y Hezbolláh, como organización que luchaba contra la fuerza ocupante, seguía armada. En la práctica, estas armas se volvieron legítimas y legales con fuerte sostén en el seno mismo del pueblo. El apoyo financiero de Irán a Hezbolláh también permitió a Nasrallah brindar bienestar y servicios sociales a muchos sectores humildes mediante la formación de una gran trama de escuelas, hospitales y asociaciones benéficas. Esta política, que continúa hasta el día de hoy, se convirtió en uno de los aspectos importantes del movimiento político-social de los chiitas en Líbano. Y allí radica, entre otros factores, la popularidad del líder analizado.

En el año 2000, Israel anunció que se retiraría del Líbano, poniendo fin a su ocupación de las regiones del sur del país. El grupo Hezbolláh celebró este acontecimiento como una gran victoria, y su conducción alcanzó un prestigio singular. Era la primera vez que Israel abandonaba unilateralmente el territorio de un país árabe sin un acuerdo de paz, y muchos ciudadanos árabes de la región lo percibieron como un logro significativo. Inmediatamente, muchas potencias occidentales exigieron el desarme del grupo, petición a la que Nasrallah nunca accedió. Posteriormente, llegó a un acuerdo para intercambiar prisioneros tras negociaciones con Israel. Así se obtuvo la liberación de más de 400 detenidos palestinos, libaneses y ciudadanos de otros países árabes.

En 2008, el gobierno libanés aprobó que se permitiera a Hezbolláh conservar sus armas. Desde entonces, Hassan Nasrallah se consolidó como un líder masivo que resistió todos los embates. Movidas duras de los norteamericanos, de los sauditas, de los israelíes y de los británicos fueron desarticuladas en tiempos recientes. Ahora, a la edad de 63 años, no sólo se le considera un líder político-militar único en el país, sino que su vigor se interna en los más variados espacios del Oriente Medio.

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LA CONMOCIÓN EN MEDIO ORIENTE. Los enlaces marcan la dimensión del problema. El Estado israelí recauda los impuestos destinados a la Autoridad Nacional Palestina, lo cual le facilita un poder de presión trascendente. Por estas horas, debido a la contienda por todos conocida, retiene esos dineros imputando al gobierno vecino utilizarlos para “sostener el terrorismo”. De tal modo, la situación cisjordana se aproxima peligrosamente a la que ya se vive en la Franja de Gaza, con escasez de recursos y beneficios esenciales para la población. Este panorama viene generando un fuerte enfrentamiento al interior del gobierno israelí; el ministro de Defensa, Yoav Gallant, plantea una dura crítica a sus compañeros de gabinete en especial al titular de Finanzas Bezalel Smotrich y al premier Benjamín Netanyahu y exige la remisión inmediata de los valores retenidos.

En tanto, la acción criminal del Estado ocupante ha vivificado la identidad palestina entre los jóvenes. Antes del 7 de Octubre, hubo varias especulaciones de especialistas comunicacionales sobre una baja en el sentimiento popular ante la utilización de las nuevas tecnologías. Hubo quienes estimaron que el uso de las mismas alinearía a los jóvenes gazatíes y cisjordanos con sus hermanos generacionales de naciones árabes más desarrolladas y con algunas zonas de Occidente. Eso no ocurrió y la ductilidad de los pibes palestinos para emplear los más adelantados soportes y redes ha derivado en un efecto contagio, al revés de lo previsto: un batallón de periodistas improvisados pero veraces están informando al mundo lo que sucede allí y logran la adhesión de quienes recorren textos e imágenes en otras latitudes.

La fogosa realidad está removiendo el interior de toda la región. Irak está intentando un equilibrio que se torna cada vez más inestable. Esto se refleja en las discusiones al seno del gobierno de Bagdad, pero también en las posturas al exterior: en pocas horas impulsó, se abstuvo y refrendó –tres movimientos inadmisibles en la diplomacia- el proyecto destinado a imponer una “tregua humanitaria sostenida” en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). A todos quedó claro que el pronunciamiento oficial dependía de qué sector gubernamental apretara el botón destinado a reflejar el sufragio. No está lejos de ese intríngulis la monarquía saudita. El Palacio Yamamah, epicentro de la autoridad real de Arabia Saudita en Ryad, preparó un llamado genérico a la paz, pero las intensas adhesiones al Frente de la Resistencia islámica –dentro y fuera de una administración en proceso de cambio- llevaron a que presentara una fuerte protesta ante los Estados Unidos por su respaldo a Israel.

En la mayor parte de los miembros de la Liga Arabe no solo crece el rechazo a la acción de Netanyahu; también se devalúa la idea de una solución que involucre a los dos Estados. La gravedad del horizonte salta a la vista. Las declamaciones de los espacios más combativos sobre la erradicación del país hebreo de una zona que corresponde a los árabes están cobrando impulso, pues los pueblos de la zona observan que la intención adversaria se aproxima a una “solución final” para el conjunto de la comunidad palestina. Es razonable que el malestar ostensible consiga, al menos, un resultado nada desdeñable: la salida del gobierno israelí en beneficio de espacios más tolerantes y dispuestos a un diálogo real, es decir portador del reconocimiento de derechos, para con los incómodos vecinos.

Una buena ligazón entre Irak e Irán se está profundizando a través de la Asamblea Suprema Islámica de Irak, cuyo referente mayor, Sayed Muhammad Baqir al-Hakimm, se encuentra en Teherán. Según los analistas regionales, esta entidad, que contiene numerosas organizaciones iraquíes, posee una fuerte identificación con la Revolución de los ayatollahs y un enorme respaldo popular en su país de origen.

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UNOS MATES, APARCERO. El mate no es ajeno a las costumbres de esas tierras lejanas. Es que sus pueblos son más cercanos de lo que parece. De las 41 mil toneladas de yerba mate exportadas desde la Argentina el año pasado, unas 30 mil tuvieron como destino a Siria y el Líbano. Los aquí llamados turcos introdujeron la infusión durante sus idas y venidas para hilvanar rumbos familiares y comerciales. El verde yuyo de duro sabor, que solo disfrutan las comunidades que lo aprehenden como modo de comunicación con base en una interioridad reflexiva, también campea en Israel, por razones evidentes.

Toda esa gente forjó, también, nuestra patria.

*Área Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal

Fuente: Radio Gráfica

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